Lucho González nació en Perú, pero de chico vivió en la Argentina, hasta que su padre decidió mudar la familia de vuelta a Lima. Fue impactante para el adolescente que ya tocaba la guitarra, pero mucho más lo fue conocer a Chabuca Granda, y que ella lo eligiera como su guitarrista. Con la autora de “Fina estampa” y “La flor de la canela” volvió a Buenos Aires a fines de los ‘60, y desde entonces se convirtió en uno de los guitarristas más respetados de Hispanoamérica. Tocó con Mercedes Sosa, Ana Belén, Víctor Manuel; formó tríos con Bernardo Baraj y Lito Vitale, y también con Tomatito y Luis Salinas. Hombre de perfil bajo, acaba de editar su segundo disco solista, Chabuca de cámara, donde homenajea con afecto y elegancia a su maestra y mentora.
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