Será una muestra del “laboratorio” del género en Iberoamérica, dijo Rosa Beltrán, titular de la instancia
La idea surgió de la “desaparición de los espacios naturales que lo cobijaban”, explica
“¿Qué habría sido de Borges en una época como la nuestra?”, se pregunta Rosa Beltrán"
Foto Jesús Villaseca
Arturo Jiménez
Periódico La Jornada
Arturo Jiménez
Periódico La Jornada
Domingo 7 de febrero de 2010, p. 2
Un rito editorial anual, parecido al practicado desde hace al menos un siglo en tradiciones literarias como la anglosajona, podría estar surgiendo para todos los países de habla castellana desde México, en particular desde la Dirección de Literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El proyecto, que se pretende de larga duración, es publicar cada año un tomo de una antología de cuentos escritos en lengua española.
El primer tomo ya está listo, se titula Sólo cuento, e incluye 30 autores de diversas generaciones, conocidos y no tanto, pero todos vivos, en plena producción, quienes permiten ver a los lectores una muestra del “laboratorio” de este género en Iberoamérica.
Rosa Beltrán, titular de dicha dependencia, cuentista ella misma, y quien se ubica entre los grupos “amantes del género” desperdigados por todos los países de habla hispana, comenta en entrevista sobre esta antología, de la que ella escribió el prólogo y Alberto Arriaga hizo la selección y las notas: “La propia idea de lo que es un cuento es cuestionada por quienes leen la antología. La estructura cerrada a la que se han referido tanto y que se basa en manifiestos de autores como Edgar Allan Poe o Julio Cortázar mismo, acerca de una estructura en paradoja con un final sorpresivo, es algo que es contrarrestado o contrastado en muchos de los cuentos que aparecen aquí. Ya desde varios autores de la tradición anglosajona el cuento obedece a una estructura distinta”.
Experiencia memorable
Además, precisa la importancia de este género en relación con otros: “El cuento es una experiencia memorable que debería ser uno de los bienes intangibles de la humanidad. Es narrar una experiencia y captar una situación que se queda con nosotros mediante una estructura cambiante y antigua”.
La poesía y el cuento, dice, son los géneros literarios más antiguos. “Y este último tiene la característica de compilar en él todos los géneros, del mismo modo en que lo hace la novela, aunque ésta casi siempre se concentra en el crecimiento o transformación de un personaje, mientras el cuento se avoca a narrar una situación o a captar un momento, pero adquiere formas distintas para hacerlo.”
Los 30 cuentos de los 30 cuentistas se organizaron en 10 rubros temáticos: Intervenciones, Hoguera de las vanidades, Hacia lo ignoto, Aeropuertos, Urbes fantásticas, Hospital, Negros, Sucios, Vida doméstica y Palimsestos.
Rosa Beltrán explica el porqué de editar una antología con estas características: dice que ante la desaparición de espacios que fueron el natural cobijo de un género tan importante en el mundo y en México, como el cuento, se hace necesario buscar los lugares donde puedan ser acogidas estas narraciones cortas.
La desaparición de revistas y suplementos literarios y la poca publicación de libros de cuentos, señala, hacen pensar que este género es una “especie en vías de extinción”, pero aclara que no es así, y comenta el caso de México: “En el siglo XIX y la primera mitad del XX, en el país se dieron cuentistas extraordinarios. No es que no los hubiera después, sino que poco a poco se fueron acortando los espacios. En las editoriales comerciales hay una predilección por la novela, y en cambio se ponen condiciones y muchas veces se rechaza a los autores que escriben exclusivamente cuento.
“Pero habría que pensar que el más grande autor en nuestra lengua, Jorge Luis Borges, consideraba al cuento como el género de géneros. ¿Qué habría sido de un autor como él en una época como la nuestra? En otras tradiciones, como la anglosajona, el cuento es leído y publicado continuamente. Un ejemplo es del poeta y dramaturgo Edward O’ Brien, quien desde 1915 inaugura una antología anual de cuento estadunidense, que sigue existiendo. Todavía estaba vivo John Updike cuando publicó Los mejores cuentos del siglo XX, libro no solamente paradigmático porque en él se encuentran los autores emblemáticos a lo largo de 100 años, sino porque también se volvió un bestseller.”
Siempre las mismas voces
Es decir, destaca, para que haya lectores de cuentos es necesario que éstos se publiquen. “En nuestra tradición, en lengua española, son las pequeñas editoriales marginales, todavía, las que se ocupan de publicarlos, pero el cuento se encuentra atomizado, es difícil saber qué están escribiendo los autores venezolanos, puertorriqueños, salvadoreños. Sabemos un poco más de los españoles y los argentinos, y sin embargo, de estos autores, de los que sabemos más, no tenemos un registro amplio. Son casi siempre las mismas voces las que vemos antologadas, y muchas veces se trata de autores no sólo canonizados, sino muertos.”
De los autores que aparecen en este primer volumen de Sólo cuento Beltrán menciona, entre otros, a “grandes maestros”, como Sergio Pitol y Vicente Leñero; a Clara Obligado, Juan Villoro, Luis Felipe Lomelí, Enrique Serna; a “muy jóvenes” como Antonio Ortuño; a “escritoras espléndidas”, aunque no tan conocidas, como Mayra Santos-Febres y Ana Lydia Vega.
Beltrán comparte que esta antología se “inspira” de otra que hizo Editorial Planeta de 2000 hasta 2006, cada año: Los mejores cuentos mexicanos. “Me tocó compilar la de 2006, la última. Tenía varios candados, como que sólo podían ser considerados los cuentos aparecidos en ese año y que tenían que ser publicados en papel, sin considerar las revistas por Internet. Y luego, el criterio ambiguo, resbaladizo y cuestionable sobre cuáles son los mejores y por qué lo son.”
Las antologías anuales de Sólo cuento, dice, pretenden convertirse en “un laboratorio donde se pueda tomar el pulso de lo que se escribe en cuento en las distintas generaciones, de la evolución del género, las nuevas formas que esté adoptando en lengua española”. Será, coincide, como una guía o un mapa para seguirle la pista al quehacer cuentístico en español. Con la antología, agrega, se podrá estudiar la evolución del cuento, por ejemplo, a nivel formal o temático.
Dice que están establecidos contactos con escritores y promotores del cuento de los países de habla española, que se subirá una versión digital de Sólo cuento a Internet y que espera que este rito anual continúe cuando ella ya no esté a cargo de la Dirección de Literatura, pues la institucionalidad y solidez de la UNAM garantiza esos proyectos de larga duración.
Un rito editorial anual, parecido al practicado desde hace al menos un siglo en tradiciones literarias como la anglosajona, podría estar surgiendo para todos los países de habla castellana desde México, en particular desde la Dirección de Literatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El proyecto, que se pretende de larga duración, es publicar cada año un tomo de una antología de cuentos escritos en lengua española.
El primer tomo ya está listo, se titula Sólo cuento, e incluye 30 autores de diversas generaciones, conocidos y no tanto, pero todos vivos, en plena producción, quienes permiten ver a los lectores una muestra del “laboratorio” de este género en Iberoamérica.
Rosa Beltrán, titular de dicha dependencia, cuentista ella misma, y quien se ubica entre los grupos “amantes del género” desperdigados por todos los países de habla hispana, comenta en entrevista sobre esta antología, de la que ella escribió el prólogo y Alberto Arriaga hizo la selección y las notas: “La propia idea de lo que es un cuento es cuestionada por quienes leen la antología. La estructura cerrada a la que se han referido tanto y que se basa en manifiestos de autores como Edgar Allan Poe o Julio Cortázar mismo, acerca de una estructura en paradoja con un final sorpresivo, es algo que es contrarrestado o contrastado en muchos de los cuentos que aparecen aquí. Ya desde varios autores de la tradición anglosajona el cuento obedece a una estructura distinta”.
Experiencia memorable
Además, precisa la importancia de este género en relación con otros: “El cuento es una experiencia memorable que debería ser uno de los bienes intangibles de la humanidad. Es narrar una experiencia y captar una situación que se queda con nosotros mediante una estructura cambiante y antigua”.
La poesía y el cuento, dice, son los géneros literarios más antiguos. “Y este último tiene la característica de compilar en él todos los géneros, del mismo modo en que lo hace la novela, aunque ésta casi siempre se concentra en el crecimiento o transformación de un personaje, mientras el cuento se avoca a narrar una situación o a captar un momento, pero adquiere formas distintas para hacerlo.”
Los 30 cuentos de los 30 cuentistas se organizaron en 10 rubros temáticos: Intervenciones, Hoguera de las vanidades, Hacia lo ignoto, Aeropuertos, Urbes fantásticas, Hospital, Negros, Sucios, Vida doméstica y Palimsestos.
Rosa Beltrán explica el porqué de editar una antología con estas características: dice que ante la desaparición de espacios que fueron el natural cobijo de un género tan importante en el mundo y en México, como el cuento, se hace necesario buscar los lugares donde puedan ser acogidas estas narraciones cortas.
La desaparición de revistas y suplementos literarios y la poca publicación de libros de cuentos, señala, hacen pensar que este género es una “especie en vías de extinción”, pero aclara que no es así, y comenta el caso de México: “En el siglo XIX y la primera mitad del XX, en el país se dieron cuentistas extraordinarios. No es que no los hubiera después, sino que poco a poco se fueron acortando los espacios. En las editoriales comerciales hay una predilección por la novela, y en cambio se ponen condiciones y muchas veces se rechaza a los autores que escriben exclusivamente cuento.
“Pero habría que pensar que el más grande autor en nuestra lengua, Jorge Luis Borges, consideraba al cuento como el género de géneros. ¿Qué habría sido de un autor como él en una época como la nuestra? En otras tradiciones, como la anglosajona, el cuento es leído y publicado continuamente. Un ejemplo es del poeta y dramaturgo Edward O’ Brien, quien desde 1915 inaugura una antología anual de cuento estadunidense, que sigue existiendo. Todavía estaba vivo John Updike cuando publicó Los mejores cuentos del siglo XX, libro no solamente paradigmático porque en él se encuentran los autores emblemáticos a lo largo de 100 años, sino porque también se volvió un bestseller.”
Siempre las mismas voces
Es decir, destaca, para que haya lectores de cuentos es necesario que éstos se publiquen. “En nuestra tradición, en lengua española, son las pequeñas editoriales marginales, todavía, las que se ocupan de publicarlos, pero el cuento se encuentra atomizado, es difícil saber qué están escribiendo los autores venezolanos, puertorriqueños, salvadoreños. Sabemos un poco más de los españoles y los argentinos, y sin embargo, de estos autores, de los que sabemos más, no tenemos un registro amplio. Son casi siempre las mismas voces las que vemos antologadas, y muchas veces se trata de autores no sólo canonizados, sino muertos.”
De los autores que aparecen en este primer volumen de Sólo cuento Beltrán menciona, entre otros, a “grandes maestros”, como Sergio Pitol y Vicente Leñero; a Clara Obligado, Juan Villoro, Luis Felipe Lomelí, Enrique Serna; a “muy jóvenes” como Antonio Ortuño; a “escritoras espléndidas”, aunque no tan conocidas, como Mayra Santos-Febres y Ana Lydia Vega.
Beltrán comparte que esta antología se “inspira” de otra que hizo Editorial Planeta de 2000 hasta 2006, cada año: Los mejores cuentos mexicanos. “Me tocó compilar la de 2006, la última. Tenía varios candados, como que sólo podían ser considerados los cuentos aparecidos en ese año y que tenían que ser publicados en papel, sin considerar las revistas por Internet. Y luego, el criterio ambiguo, resbaladizo y cuestionable sobre cuáles son los mejores y por qué lo son.”
Las antologías anuales de Sólo cuento, dice, pretenden convertirse en “un laboratorio donde se pueda tomar el pulso de lo que se escribe en cuento en las distintas generaciones, de la evolución del género, las nuevas formas que esté adoptando en lengua española”. Será, coincide, como una guía o un mapa para seguirle la pista al quehacer cuentístico en español. Con la antología, agrega, se podrá estudiar la evolución del cuento, por ejemplo, a nivel formal o temático.
Dice que están establecidos contactos con escritores y promotores del cuento de los países de habla española, que se subirá una versión digital de Sólo cuento a Internet y que espera que este rito anual continúe cuando ella ya no esté a cargo de la Dirección de Literatura, pues la institucionalidad y solidez de la UNAM garantiza esos proyectos de larga duración.