Premio a casi un siglo de poemas puros
GENERACIÓN DEL 45. Ida Vitale (sentada en el centro) y Carlos
Maggi (de pie, tercero por la izquierda), en una reunión de escritores
uruguayos con Juan Ramón Jiménez (de pie, en el centro).
La poeta uruguaya Ida Vitale se convirtió el
miércoles en la quinta mujer en obtener el Premio Reina Sofía de Poesía
Iberoamericana, considerado el premio más importante de la poesía en
español. De esta forma se reconoce la extensa obra de una autora que ha
recorrido casi un siglo llenándolo de poemas, lecturas, traducciones y
ensayos. El escritor español Luis Antonio de Villena, miembro del
jurado, afirmó que a la hora de tomar la decisión lo han tenido fácil:
“este año, aunque han quedado tres grandísimos poetas finalistas, la
decisión ha sido clara porque Vitale, a punto de cumplir 94 años, tiene
una trayectoria literaria muy completa”.
Vitale
pertenece a la generación del 45, la misma de Benedetti, Aldea Vilariño y
Carlos Maggi, que falleció esta misma semana. Todos ellos tienen como
faro al también uruguayo Juan Carlos Onetti. Pero en Vitale, además, se
reconocen otras influencias importantes. De Villena señala que “su
poesía es pura, con Juan Ramón Jiménez como punto de partida”, aunque
tampoco se le pueda considerar solamente una discípula de ese premio
nobel: “Sus poemas van más allá, son los de alguien que ha leído a Juan
Ramón, sobre todo el de la última etapa más metafísica, y lo ha
interiorizado, porque la obra de Vitale es la de alguien que interioriza
todas las visiones sobre la realidad de la vida”, añadió Villena.
El representante de la asociación de autores de Uruguay, Ignacio
Suárez, opinó que el galardón es muy merecido y que, hasta cierto punto,
va más allá de la obra de Vitale, porque ésta es “muy representativa de
la generación del 45”. Este grupo marcó un nuevo camino literario “que
rompió con la vieja tarjeta postal presentada por la camada de poetas
anteriores”, que planteaba “un Uruguay bucólico”, y pasó a utilizar la
poesía como una herramienta para “interpretar la realidad e incidir en
ella”.
MÉXICO. Esa forma de enfocar lo que le rodea
la compartió y la enriqueció con otros grandes escritores. Vitale heredó
su elegancia, su lucidez y su cosmopolitismo de una familia italiana
emigrada a Uruguay, y en aquel país obtuvo su primer estilo. Pero en
1974 se trasladó, exiliada en México, huyendo de la dictadura, y allí
desarrolló su estilo junto a Octavio Paz —con quien trabajó en la
revista Vuelta— y al escritor, ensayista, poeta y dramaturgo español
José Bergamín, exiliado como ella.
Vitale actualmente
imparte clases en la universidad de Texas (EEUU) y visita Europa a
menudo, para saludar a sus colegas y amigos, dictar conferencias y
formar parte de prestigiosos jurados literarios. En su faceta académica
ha publicado reconocidos estudios sobre Antonio Machado, Cervantes y
Jorge de Lima.
El jurado del premio, al emitir su
comunicado, hizo un juego de palabras que quizás parezca un tanto fácil,
pero que define bien a la poeta: “es una mujer que hace honor a su
apellido, Vitale: está llena de vitalidad y hoy sigue escribiendo y
trabajando”. Así, la escritora continúa aumentando una obra ya muy rica y
llena de una lírica pura, íntima y honesta, en la que destacan
poemarios como Palabra dada, Mella y criba, La luz de esta memoria, Paso
a paso, Jardín de sílice, Un invierno equivocado, La luz de esta
memoria o Reducción del infinito.
Todo este trabajo
estará ahora más al alcance de los lectores, pues el premio que acaba de
recibir Vitale incluye la edición de un volumen antológico de su obra
poética, con estudios y notas a cargo de un destacado profesor de
literatura de la Universidad de Salamanca.
Pero la
poeta uruguaya ni mucho menos es solo pasado: aún continúa produciendo, y
a buen ritmo. Le preguntaron si este premio le devuelve un poco de
energía para afrontar su trabajo y ella respondió: “¿Energía? Energía,
para los editores”. La uruguaya ya afirmó hace dos años que para
mantener tanta actividad a sus años “la clave está en ser honesto con
uno mismo y con el lector, aunque siempre hay una parte de juego cuando
uno escribe”.
Al enterarse de que había sido
premiada, Vitale se acordó de Maggi y los demás compañeros de su
generación: “Los países pasan por momentos de esplendor en las Letras.
Hay generaciones con las que parece que todo lo bueno se concentra en un
lugar y un instante”. La poeta opinó que hoy día, Uruguay pasa por un
buen momento de creación en campos como el cine, y, como emigrante que
es, recomendó a los escritores de su país que “no se encierren en un
círculo uruguayo”, ya que la literatura tiene que convertirse en un
instrumento para “conectar a personas de países diversos”.